lunes, 4 de abril de 2011

Mi yo

Es ya primavera y los días han sido mayormente soleados, iniciaba mi día y todo parecía tan común como el resto, me prepare para ir a la ciudad, no es un viaje largo y sabia que si me daba prisa estaría allá al medio día, me ate las cintas de mis tenis y tome mi mochila, la colgué en mis hombro para así tener las manos libres.
Tenía que caminar varías calles para llega a la estación de autobuses, me agradaba pasar por entre el mercado, era delicioso el poder llenarme de colores y olores.
Sentí que algo no estaba bien y me detuve en la esquina de la casa antes de que estuviera demasiado lejos por si había olvidado algo, repase con calma lo que necesitaba y en que parte de la mochila le había guardado, con las manos tente las bolsas de mis jeans gastados y comprobé que la cartera y demás cosas estuvieran allí, todo estaba pero algo me sequia inquietando, intente dejar ese pensamiento atrás y me encamine a mi destino.
Las calles siempre en movimiento, distintos autos con diferentes rostros todo de un sentido a otro, me sentí más tranquilo y camine, mire a la distancia a una anciana intentando cruzar la calle pero su indecisión y la falta de precaución le mantuvieron unos minutos en aquella situación, porque no hay alguien con sentido común que otorgue un minuto de su tiempo para que la anciana cruce la calle sin temor, sumido estaba en ello cuando uno de mis pies cayó de la banqueta haciendo que casi quedara tendido sobre una señora que pasaba por ahí, me disculpe con ella y me despedí con un lo siento y una sonrisa, creo que eso aligero la situación.
Mire mi reloj y estaba en tiempo, estaba a no más de dos calles de llegar a la central de autobuses cuando de la nada salió un hombre de edad de un pequeño callejón, lleno de horror me pego con el hombro y pude oler su temor, sentí como me recorría el cuerpo, su rostro estaba desfigurado por el miedo, por algo que le había asustado tanto, lo mire alejare, se fue sin mirar atrás.
Me detuve y jale un poco de aire necesitaba recuperar mi paz, una bocanada mas e iniciaba mi andar cuando de la misma calle una mujer salió gritando y se cubría el rostro con sus manos, no podía entender lo que decía corría en un sentido y en otro, un vehículo por poco la arroya.

Corrí hacia e intente tomar sus brazos, pero me tiro de golpes para intentar soltarse –señora que le sucede, puedo ayudarle?-
-Nadie puede ayudarme-
-todo esta perdido, nada tiene sentido, nada es nada y no podre escapar a ello-
-déjeme porque es mejor morir-

Me aparte de su camino y la vi perderse entre los autos y las personas que me miraban como si yo fuera culpable de todo aquello.
Me senté a la orilla de la banqueta, definitivamente nada estaba bien, -que es lo que sucede alla?-
-que ocurre en aquel callejón?
Sentí miedo, un miedo infundado, pero tan real como cada persona que estaba ahí, ajena a toda esa situación.
No quise ponerme en pie, no tenía sentido, debía recuperar el aliento, la cordura para partir de ahí alejarme a toda prisa.
Mire mi reloj y solo un par de minutos habías transcurrido desde que le mire la ultima vez, eso no podía ser, estaba seguro que mínimo 20 minutos habían transcurrido, de nueva cuenta intente aclararlo todo repase cada instante desde que salí de casa y efectivamente el tiempo concordaba, jale aire y me puse de pie intentando alejarme a toda prisa de ahí, estaba seguro que a esa distancia todo sería diferente pero no podía despejar mi mente y sin pensarlo de nueva cuenta estaba yo de regreso a aquel callejón, mis manos sudaban y mi respiración era agitada, tenía miedo.
Me quede más de 15 minutos ahí parado, pensaba en que hacía y si debía entrar cuando de la nada una niña salía rebotando su pelota amarilla como el sol aquel día, me sonrío y continúo su camino.
Realmente sentí más miedo que nunca y sin penarlo mis pies se movieron para adentro de aquel lugar, era frio por la falta de luz los edificios tan pegados evitaban que el sol iluminara del todo, quería correr, gritar y salir de ahí a toda prisa pero algo de mi seguía paso a paso, en realidad mis ojos se movían en todas direcciones, cada detalle atraía mi atención por fin llegue al fondo de aquel callejón y no vi más que contenedores de basura, las puertas traseras de algunos negocios, me sentí tranquilo, pensé que aquellas personas estaba o consumían algo para encontrarse en ese estado, gire y de la nada mire algo brillar, algo que estaba seguro no estaba allí cuando entre, cuando pase por allí, trague saliva cuando sentí que una gota de sudor recorría mi rostro, di pequeños pasos para llegar a donde no quería pero tenía que, por fin mirándole de frente descubrí mi imagen como jamás le había mirado, me encontré con mi yo mismo en un extraño espejo, con una persona ajena pero indiscutiblemente era mi imagen.