Estaban
en línea algunos días de la semana para formar el calendario, cuando de
pronto Lunes, que llegó tarde, quiso aprovecharse del despiste de
los demás días; se metió en un pequeño espacio que después supo que
Martes lo dejaba a propósito, era entre Domingo y él. Nadie quería
estar después de Domingo porque sabían que no serían bien queridos,
pero Lunes, que pensó sacar ventaja “de ese espacio accidental”, tarde
se dio cuenta de la mala jugada de su vecino Martes.