martes, 11 de febrero de 2014

Las estrellas ya no florecen.



No me gusta, no me gusta tener que amar para olvidar.


Es difícil al cerrar los ojos y encontrarte ahí, descubrir tu frágil figura caminando a mi lado, sentir tu delicada mano aferrada a la mía.

Busco apartarte a toda costa de mis pensamientos, lucho por derrumbar aquella muralla que se formó de instantes que compartimos juntos, pero estoy cansado, triste y completamente solo sumergido en esos recuerdos.

El silencio me recuerda tu partida, esa ausencia que me carcome lentamente, no sé porque te has ido?

Evito a toda costa aquellos lugares que compartí contigo, ahora lucen lúgubres, sin color y mucho menos vida, no sé de qué forma lograbas que todo fuera tan diferente, tan bello, no sé cómo lograbas que el tiempo volara y al mismo tiempo se suspendiera balanceándonos en él.

Todo sucedió tan de prisa, te mire, nos miramos y algo  nos atrapo, paso el tiempo y fuimos formando de dos un solo ser, un universo indescifrablemente exquisito.
Tantas cosas, tantos sueños, promesas entrelazadas, el mundo fue nuestro sin detenernos a mirar el rededor.

Te extraño tanto que sufro en silencio, me duele no tenerte a mi lado, acurrucados cada noche buscando conciliar el sueño mientras reparabamos el mundo.
Sé que este dolor me tiene que hacer fuerte, busco convertirlo en una miel que me ayude a mantenerme en pie.

Dime porque te has ido?
Porque aquella tarde cerraste los ojos sin decirme adiós?
Porque tus labios  quedaron en silencio?
Porque nuestras manos jamás podrán volver a estar unidas, unidas por una eternidad como me lo juraste tantas noches?