martes, 31 de agosto de 2010

Nocturnos


Una noche mientras mi cuerpo descansaba cómodamente en casa, yo viajaba por algún lugar y de pronto me sentí atraído por una singular conversación. Sobre una gran roca estaban sentados un grillo y una luciérnaga, frente a ellos una rana sobre una hoja que flotaba en una charca.
Sin hacer ruido me fui acercando para entender mas sobre lo que platicaban, el grillo lucia un tanto triste - mi música ya no es tan linda como antes- la luciérnaga lo miraba con grandes ojos intentando consolarlo – no es verdad Cristino, tu música es igual de bella es solo que el mundo ya no es el mismo- , Felipo dejo salir un croac de su pecho y les dijo – todo ha cambiado-
El cuerpo de Lucila emitió un destello, los miro a ambos y no pudo decir más.
Sentí nostalgia al mirarlos allí sentados y tan tristes, no sabía si sería bueno que interviniera dándoles palabras de apoyo ya que a mí me gusta el sonido del grillo, la luz navegante de la luciérnaga y el croac de las ranas en las tardes de lluvia, pero no fue necesaria mi intervención ya que de pronto la luna desde lo alto les saludo – hola como están? buenas noches, los tres pequeños contestaron en coro –bien, gracias- la luna había escuchado todo y les dijo mientras sonreía – No deben preocuparse- hay días en que yo no miro la tierra por la cantidad de contaminantes que hay en el cielo. Sé que han olvidado mirar hacia arriba para darse cuenta que estoy aquí pero cuando me siento sola las estrellas me cuentan historias graciosas que me hacen reír, cuando por fin se hace un espacio y puedo mirar la tierra descubro que hay quien piensa en mí y de pronto me miran como si fuera yo un gran espejo.
Estoy segura que lo mismo sucede con ustedes y alguien ha de extrañar el canto del grillo, el croac de la rana y el destello hipnótico de la luciérnaga.
Sentí una descarga de emociones al recordar cada una de las veces en que esos animalitos y la luna han sido participes a lo largo de mi andar.
Regresar a mi cuerpo para poder escuchar el sonido de la vida y mirar más de un destello en la oscuridad de la noche.