martes, 25 de enero de 2011

Espinas, bellos días


Llevo más de diez minutos intentando ponerme de pie,  el reloj indica que la cama debe quedar atrás pero no puedo, mi cuerpo hoy es extraño, pesado, algo de mí no está,
¿Qué me sucede?
Miro en dirección de la ventana y el sol luce resplandeciente, tanta luz en la habitación y las cosas no brillan como días atrás.
Estoy sentado en la cama,  intento convencerme de accionar a la solicitud de mi mente, me estoy impacientando, estoy nervioso, ansioso y con deseos de volver a tenderme en la cama.
Quiero despejarme accionando mis actividades con un poco de música, suenan notas  en cada rincón de la habitación, pobremente reacciona mi cuerpo al ser invitado por los ritmos pero no sucede más.
 Mmmm….
¿Qué sucede con el  sol que no calienta?
¿Qué sucede con la música que ya no vibra?
¿Qué sucede con la vida?
¿Qué pasa conmigo?
En la  ducha  me cansa el  sonido que genera el agua al golpear mi cabeza, mi cuerpo.  El liquido tibio hoy me  es tan  indiferente,  el perfume del jabón se ha esfumado, todo hoy atenta contra mí.
Estoy inapetente, nada de alimento para un exigente estomago, cada mañana genera manifestaciones para ser saciado pero hoy es mas callado que nunca, solo una taza de café para no extrañar esa rutina, ese ritual.
Los colores de la calle son tan fríos,  ¡han partido quizás al sur en busca de más calor! estoy cansado, soy a estas horas un remedo de lo que fui ayer.
¿Qué diablos sucede?
¿Qué hizo que todo cambiara?
Nada tiene sentido,  son ridículas, mis ropas, las cosas, todo es tan innecesario pero estúpidamente necesarias, no quiero nada, no quiero a nadie, pero necesito que me abracen porque me siento solo.
Sentado en la banca espero al bus, uno se ha  detenido frente a mí pero no tengo el valor de abordarlo y le hago señas de que me deje ahí, ¿Qué no se da cuenta que me revuelco en mi confusión? le veo partir.
Levanto la vista en busca de una señal que me indique  que ahí estas, nada, las nubes blancas continúan su camino indiferentes al mundo atroz que me rodea.
Si voy al supermercado siempre elijo la mejor fruta, colorida, suave y de refrescantes olores, si elijo vestir siempre los colores que me llenen de vida, de fuerza de intenciones de salir siempre a la superficie, ¿y porque no puedo hacer lo mismo con los días? seleccionar los mejores, aquellos que presenten las  cualidades perfectas para ser feliz.
Jajajajajajaja suelto una carcajada estúpida, mi imagen es la de un loco en medio de la nada,  redescubro que la elección siempre ha sido mía.