miércoles, 2 de febrero de 2011

Aire y mi adios!




Sentí como cada respiro me dolía hasta el alma, ¡no tenía idea de cuánto tiempo duraría esto! Sin embargo intente pensar en los mejores momentos de los que tenía conciencia, con dificultad respiraba mientras sonreía al recordar cada una de ellas.

Suspire, llene lo mas que pude mi cuerpo de aire y de dolor,  sentí  como la nostalgia me cobijaba al saberme ahí sin más futuro y con este corto presente, he terminado hoy, hasta aquí.

Mi cuerpo era frío y fui dejando de  sentir cada parte de él, mire el destello de una estrella por entre los fierros retorcidos de mi vehículo.

Sin duda la inmortalidad no estaba conmigo ahí, pero si mi muerte.