Hace
algún tiempo, para ser honesto ignoro con exactitud cuánto me fui apartando,
como cuando las olas lentamente te llevan mar adentro y al intentar volver a la
orilla es algo tarde.
No
me percate de ello, lo intuía pero no tenía
el valor para confrontarlo, confirmar que así era pero hoy fue inevitable, escuche
mis palabras rebotar en este inmenso vacío.
Busque
algo de mí en mí, como cuando metes las manos en cada uno de los bolsillos de
tus jeans, apresurado y con algo de angustia, estas seguro que ahí le habías dejado pero sin embargo ya no está.
Así
pasa el tiempo, así cada segundo deja marca para recordarte que nada es por
nada y que todo tiene una razón de ser, las rutinas disfrazadas de ordinarias
actividades y la emoción de alcanzar un sueño te hacen conducir a prisa y dejas
poco a poco de mirar a tu entorno,
olvidas tantas cosas pequeñitas pero tan hermosas y llenas de sustancia que
colorean la vida.
Así
podemos contar un día, dos días… una semana, dos semanas… un mes, dos meses…
una año y después la vida, estoy semiconsciente
que la eternidad es una palabra que no forma parte de mi diccionario, está
lejos de mí, porque es algo con lo que no convivo pero sin embargo
lo olvido.
Hoy
por la tarde al salir del trabajo me desplazaba
lento por las calles en mi vehículo, el sol se mantenía firme sobre todos nosotros,
como intentando imponer su importancia,
me toco la luz roja, en realidad no tenía prisa y por un ínstate detuve el tiempo, todo se quedó en silencio y
al mismo tiempo sin movimiento, miré a una chica, mire al auto de a lado, mire
mi rededor y me vi, caí en la cuenta que no estaría ahí por siempre, que nada
estaría un segundo más ahí y pasaron por mi mente aquellas personas que ya no están,
aquellos momentos que compartí con personas a las que ame y con las que solo conviví,
nada es eterno, nada será lo mismo al cerrar mis ojos, todo de ira al soltar el
aire de mis pulmones, nada esta creado para la eternidad.
Y
me llene de miedo, de nostalgia y sonreír y por un instante imagine mis lágrimas
rodar, cuanto se ha ido por entre mis
manos, cuánto daño, cuanto amor, cuántas
cosas terminadas y cuantas
inconclusas.
Levante
la mirada y descubrí la luz verde, realice los movimientos necesario para
iniciar mi partida y continúe mi camino.