miércoles, 3 de abril de 2013

La luz en verde



Hace algún tiempo, para ser honesto ignoro con exactitud cuánto me fui apartando, como cuando las olas lentamente te llevan mar adentro y al intentar volver a la orilla es algo tarde.
No me percate de ello, lo intuía pero  no tenía el valor para confrontarlo, confirmar que así era pero hoy fue inevitable, escuche mis palabras rebotar en este inmenso vacío.
Busque algo de mí en mí, como cuando metes las manos en cada uno de los bolsillos de tus jeans, apresurado y con algo de angustia,  estas seguro que ahí le habías dejado  pero sin embargo ya no está.
Así pasa el tiempo, así cada segundo deja marca para recordarte que nada es por nada y que todo tiene una razón de ser, las rutinas disfrazadas de ordinarias actividades y la emoción de alcanzar un sueño te hacen conducir a prisa y dejas poco a poco de  mirar a tu entorno, olvidas tantas cosas pequeñitas pero tan hermosas y llenas de sustancia que colorean la vida.
Así podemos contar un día, dos días… una semana, dos semanas… un mes, dos meses… una  año y después la vida, estoy semiconsciente que la eternidad es una palabra que no forma parte de mi diccionario, está lejos de mí, porque es algo con lo que no convivo pero sin embargo lo olvido.
Hoy  por la tarde al salir del trabajo me desplazaba lento por las calles en mi vehículo, el sol se mantenía firme sobre todos nosotros, como intentando imponer  su importancia, me toco la luz roja, en realidad no tenía prisa y por un ínstate  detuve el tiempo, todo se quedó en silencio y al mismo tiempo sin movimiento, miré a una chica, mire al auto de a lado, mire mi rededor y me vi, caí en la cuenta que no estaría ahí por siempre, que nada estaría un segundo más ahí y pasaron por mi mente aquellas personas que ya no están, aquellos momentos que compartí con personas a las que ame y con las que solo conviví, nada es eterno, nada será lo mismo al cerrar mis ojos, todo de ira al soltar el aire de mis pulmones, nada esta creado para la eternidad.
Y me llene de miedo, de nostalgia y sonreír y por un instante imagine mis lágrimas rodar, cuanto se ha ido por  entre mis manos,  cuánto daño, cuanto amor, cuántas cosas terminadas y cuantas   inconclusas.
Levante la mirada y descubrí la luz verde, realice los movimientos necesario para iniciar mi partida  y continúe mi camino.