martes, 16 de agosto de 2011

Oscura soledad


No es tan tarde como lo imaginaba, abro los ojos para saber qué hora es y penosamente apenas hemos pasado la media noche, miro el color azulado de la luna tiñendo la cortina, extrañas formas se entretejen en ella, siento el sudor recorriéndome mi cuello.

Y el silencio está ahí conmigo en la habitación, recorro con la mirada cada rincón y me descubro tendido sobre una cama.

¿Porque estoy solo?

¿Por qué no estás a mi lado esta noche?

¿He decidido estarlo o son mis acciones lo que me han conducido a esta soledad?

No es la primera vez que me devora el pensamiento y es que imagino tus movimientos, tu mirada sobre mi rostro, tu perfume, tu cuerpo acercándose a mí para rozarme, para crear una explosión de deseo.

Renace de nuevo esa sensación que es ya tan familiar, el dolor me hace suyo dejándome tendido, sin intenciones de ponerme de pie para continuar, respiro profundo buscando poner en orden mis ideas

¿Dónde demonios esta la lógica mundana para que me aparte de todo esto?

Mi cabeza gira y las lágrimas brotan y la soledad es quien me abraza, quien me extiende una frazada para exterminar con este frio que me carcome hasta los huesos, que me lleva a pensar en alejarme inclusive de mí.

La soledad no es mala en la porción y el momento exacto, pero torpemente la deje instalarse en mí y peor aun ocupando tu lugar, logrando dibujar monstruosos pensamientos a los que temo, tanto, tanto que mejor cierro mis ojos intentando de nuevo dormir para buscar tu imagen en mis sueños porque sé que te he perdido.