domingo, 28 de agosto de 2011

¿Me amas?



-Silencio, tanto silencio me enferma- dijiste como un pensamiento en voz alta, no te pregunte a que te referías, tenías varios días con una extraña expresión en tu rostro y una mente dispersa, la mirada perdida.

Acaricie tu brazo para buscar tu mano, apretaste la mía y pero no paso más, seguimos bajo aquella silenciosa y oscura calle, a la distancia podía ver una débil luz, tropecé con no se qué y tire de tu brazo, ignoraste todo esto y continuaste a paso veloz. Un delgado animal paso a nuestra derecha le miraste de lado solo un instante y posaste tu mirada en mi, sentí soledad y tristeza en ella, sentí que escapabas de ese instante, te jale y quedaste de frente a mí ¿Que te sucede? ¿A que le temes tanto? Te pregunte con voz baja, tus labios solo se movieron pero tu voz no salió, sentí el aire de esas palabras muertas tocar mi rostro, te abrase sentí deseos de llorar y hablaste sollozando
-olvida no pasa nada, no diré nada, es solo este pasado que me carcome, esta extinguiendo los colores de mi ser, es algo con lo que cargo desde hace tiempo-

Giraste para seguir por el camino, yo no me moví detrás de ti me quede unos segundos intentado entender cada palabra y de la nada un aire me saco de aquellos pensamientos, corrí para tomar tu paso, ahora camine a tu lado y busque una vez más tu rostro, a pesar de todo lucias hermosa realmente hermosa y recordé aquel ínstate en que nos conocimos.

Llegaste con esa esencia de poder, de tener todo controlado, con esa seguridad que intimidaba, me miraste solo por segundos y continuaste con lo tuyo.

Los días pasaban y te miraba a la distancia, pensaba en que un día tomaría tu mano por las calles del poblado, despreocupados de la vida, de todo, recuerdo como el olor de tu perfume me sedujo, me atrapo y lo atrape y cada noche le sacaba para ponerlo a mi lado, para mantenerlo salvo y fresco y con ello me iba a dormir.

Pasaron tantas cosas para estar aquí, de la nada algún fantasma, algo te atrapo y temo, temo a la oscuridad a la soledad y a la indiferencia que se hace más fuerte y nos aparta del calor que nos unió algún día.

¿Amor, cielo adonde escapamos? pregunte porque no tenía idea de a dónde nos dirigíamos, hacia más de dos horas que caminábamos y débilmente distinguía árboles y plantas seguro nos hemos internado en la montaña, escuchaba ruidos por todo el rededor y tú no te mutabas seguías tras algo y llegamos al alba y pude distinguir con los primeros rayos de sol donde estábamos y me quede paralizado, muerto de miedo al mirar que estábamos de pie frente a un profundo vacio.

-Amor por dios, ¿Qué hacemos aquí?-

te paraste frente a mí y sonreíste, logre ver un brillo que pasaba de un lado al otro de tus ojos

–No temas es algo de debí realizar hace tiempo, ¿me amas? -

Jamás me habías pedido que te dijera si te amaba, decías que esa palabra era única y solo para pocos, descubrí lágrimas en tu rostro

–Dime, contesta ¿me amas?-     me preguntaste una vez más

–Caro que te amo y lo hare por siempre-

-Confía en mí no temas, no dudes porque ya no hay tiempo para ello-

Moví la cabeza para confirmarte mi apoyo

-Siéntate en silencio y pon atención, mucha atención-

Me acomode un una húmeda y fría roca el sol estaba saliendo pero aun no se dejaba sentir su calor, te vi desnudarte lentamente, tomaste tus ropas y las pusiste sobre mis piernas te apoyaste en mis rodillas y me besaste

-También te amo pero temía decirlo y no callare mas-

Te paraste en una plancha natural que sobre salía sobre el acantilado, extendiste tus brazos, un escalofrió recorrió mi cuerpo no podía dejarte saltar pero me has pedido que confié en ti, en el amor, apreté tus ropas y sentí aun el calor y tu aroma en ellas, lloraba sin darme cuenta y de la nada hago se apartaba de ti, mire tu cuerpo cambiar, extrañas formas y olores partían en dirección opuesta al sol, cambiaste de esencia, miraba una metamorfosis única y poco creíble y comenzaste una danza en la que a cada exhalación te suspendías, me puse de pie y mire en todas direcciones, estábamos completamente solos en aquel lugar y desfallecía de miedo al mirarte ahí, caíste inerte sobre la piedra, corrí a ti y estabas hermosa como siempre pero pálida sin vida, te apreté y sentí el frio en tu cuerpo, busque una señal de esperanza y no mostrabas más que inerte pero con una sonrisa en el rostro, bese tus labios para hacerte revivir, y cuando te sentí cerca se acelero mi corazón, vivías, tomaste mi cabeza y me dijiste al oído

-Hoy soy libre, deje lo que no me pertenece mas, aquellos fantasmas que la tierra toma y muta para que renazca en los campos en forma de flores-